Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas https://saulcdxk236841.blog-gold.com/52524640/el-mundo-recuerda-el-cabezazo-de-zidane